




De Traiguén nos fuimos y regresamos en un bus Thiele, especialmente arrendado para la ocasión, esta nos envió un bus grande, impecable y prácticamente nuevo, se les agradece su atención.
El viaje fué muy entretenido, cantamos durante todo el trayecto y también fuimos admirando el paisaje, el cual cambia radicalmente pasada la ciudad de Victoria. Fuimos los primeros en llegar e inscribirnos, nos esperaban con desayuno, como es tradición en el Movimiento, tenían té, café, mantequilla y el infaltable pán francés con paté. Luego vino la Jarana.
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